Si lo pienso dos veces capaz me arrepiento y no lo hago nada. Pero la verdad es que la propuesta de
Paula me viene como anillo al dedo: sacar una foto por semana y compartirla cómo, dónde y cuándo podamos. Si nos avisamos, bien y si no también. Plena libertad de acción, que para gente que anda desconcentradisima, como yo, viene perfecto.
Además, hace rato que mi cámara de fotos y yo estamos bastante distanciadas. Sacar con el celular de Clara es mucho más cómodo; no hay que apretar y esperar que se prenda, no hay que quedarse todos inmóviles hasta que esté la foto, no hay que cargar las pilas, etc. Pero a la vez, aunque mi cámara ya sea casi obsoleta, la calidad no se compara a la del celular. La cámara sigue ganando.
Entonces acá voy, con mi consigna personal: fotos sacadas con la cámara, una vez por semana, todo el año.
Mi primer foto es una siesta de Clara y Viktor, en el sillón, antes de la tormenta, y como consecuencia de una trasnochada.
Para ver las 53 semanas de Paula
acá.