No traigo un Yo de repuesto ni Recetas Salvavidas /Solo un Crónico lanzarme al Vacío

lunes, 21 de julio de 2014

Enjoy

Cuando se producen unas circunstancias tipo vacaciones, o sea, cuando algo que te está marcando un ritmo, generalmente cruel y opresivo, de pronto se toma un respiro, una finalmente descansa.
Se relaja.
Borra la alarma de la faz de la memoria y se despierta sola. Aunque sea a la misma hora, pero sola.
Tacha las horas de las comidas y las deja surgir como salgan.
Se olvida un poco de lavar la ropa porque pasa más tiempo en pijama y pantuflas.
Se lleva cinco libros a la mesa de luz y los mira desde la almohada, mientras lo único que hace es dormir y recuperar cansancios acumulados.
Si el clima acompaña, mejor, porque se puede pasar más tiempo afuera, al sol, mirando las langostas por ejemplo. Entonces además de todo, una puede dejar de barrer bajo la mesa y de acomodar la mantita del sillón veinticuatro veces por día, total.
Mientras todo ésto va transcurriendo, sin que una se de cuenta, va pasando otra cosa. Una misteriosa cosa. La memoria se va adormeciendo hasta que llega un momento en el que se confunde la media mañana con la siesta y en el que hay que hacer un especie de esfuerzo para asomar la mente del letargo y saber si es miércoles o sábado a la noche.
Ése es el momento mágico. El instante del logro. Cuando realmente y sin dudas se puede escribir vacaciones con mayúsculas y pajaritos y admiraciones variadas en un papel y guardarlo para pegarlo con washitapes en la agenda otro día. Cuando las células de todo el cuerpo afianzan su soberanía absoluta sobre el ritmo biológico propio y plantan bandera y gritan aquí están estas son y estallan cohetes y frascos con luciérnagas brillan alumbrando las noches.
El momento divino. Supremo. Sublime. Absoluto, de desconexión total.
Generalemente este momento se presenta cuando faltan dos días, ponele, para el retorno a las rutinas.
Así que, yo que ustedes, no sé; #enjoy





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sábado, 19 de julio de 2014

Hija niñera

Si vivís en la ciudad de Cordoba y tenes hijos; o tu hermana, tu vecina, tu amiga o tu cuñada, y necesitan niñera para salir una noche a divertirse, o fijo, durante la mañana o tarde para poder trabajar o estudiar, mi hija Abril y su amiga Sofi te lo resuelven. Son grandes y tienen experiencia con bebes y niños. Las dos estudian, son responsables y super buena onda. Cualquier cosa, Totoro amigo les pasa el dato!




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miércoles, 9 de julio de 2014

Recetas salvavidas: Especie de Crumble de manzanas y Budín con opción.

La otra noche me mandó sms Pepita pidiendo un especie de socorro con el tiempo de horneada de los brownies de coco de Marina en su versión integral. Triste, pero me hizo dar cuenta de que no tenía ni idea. Esa horrible costumbre, que mis hijas me critican tanto, de no saber las cantidades de nada. Ni de avena, ni de azúcar ni de aceite ni de cocción. Todo a ojo, digamos. En este caso sabía todos los pesos y tazas gracias a Marina, pero no cuánto horno. Le pregunté a él, y calculó que era normal que estuvieran hace media hora y todavía les faltara. Yo hubiera dicho, no, que horror, sacalo del horno ya! Porque el transcurso del tiempo y su representación gráfica son algo que no logro congeniar en mi mente. Te digo que algo pasó hace dos meses y resulta que eran cinco. Y así con todo.
Pepita también me hizo notar que hace rato había prometido otras dos recetas y me colgué. Una vez más.
Son las recetas que, junto a los brownies, me salvan desayunos y meriendas familiares. Las hago varias veces por semana porque marabunta, pero son fáciles, ricas, sanas y rápidas. Así que valen todos los cansancios del mundo unidos.
Una es un budín de bananas que resultó que también puede ser de manzanas, o zanahorias, o cacao con chips de chocolate o lo que a alguien más se le ocurra. Diría naranjas o mandarinas, pero si no son orgánicas no consumo sus cáscaras. Se hace todo en la procesadora, pero perfectamente se puede hacer con solo un bowl y una cuchara.
La otra es una modificación genética no autorizada y tergiversada de un crumble de manzanas. No me peguen son Lucía y no consumo lacteos ni harinas o azucares refinados en mi cotidiano ni lo pienso hacer.
Con suerte las prueban, les gustan, las adoptan y voy a haber colaborado con la nutrición familiar de algún hogar.
Acá van.
Y si las hacen y me quieren contar como les fue, me va a encantar.


Budín con opciones
Procesar media taza (tipo mug) de semillas de girasol con media taza de aceite y media taza de azúcar integral. Si el budín no es el de banana le pueden poner un poco más de azúcar. Agregar dos bananas (o zanahorias ralladas o manzanas ralladas o lo que sea). Procesar. Agregar dos huevos. Procesar. Agregar una taza y media de harina de avena con polvo de hornear o bicarbonato (puede ser avena previamente pasada por la licuadora, así la hago yo). Procesar. Se le puede agregar chips de chocolate y queda mucho mejor!. Generalmente la hago en una pyrex. El tiempo de horno se los debo porque demás de que no me fijé, depende del estado de la garrafa.
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Especie de Crumble de manzanas
Pelar, limpiar y cortar en rodajas finas entre seis y ocho manzanas. No importa si no son verdes; las que tengan está bien y sale rico igual. Acomodar en pyrex previamente NADA. En un bowl mezclar avena a ojo, más o menos dos tazas y media, azúcar integral, pasas, semillas de girasol o nueces o lo que tengan y aceite. Con eso cubren las manzanas y listo. Horno amigo hace la magia y tenemos un desayuno super sano y más que rico.



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martes, 1 de julio de 2014

Tan Argentina

La verdad es que cuando escribí el post anterior era temprano, viernes, tenía sueño, estaba cansada y SPM.
A mi sí me sonó a queja. ¿O capaz era que en el fondo quería quejarme?
No sabía muy bien que quería escribir, y el ovillo misterioso terminó generando una oleada de admiración que me descoloca. A mi la verdad no me genera mucha admiración haber aprendido ésto recién cuando estoy a punto de cumplir cuarenta y tres, pero en fin. Más vale tarde que nunca.
Cuando una trabaja en casa corre permanentemente el riesgo de caer en el abismo temporal. Mezclas  el tejido con la limpieza del baño, con trasplantar coliflores, con doblar la ropa, chatear con tu amiga, etc. El tiempo de pronto se te diluyó y no entendes adonde se fue. Organizarse me parece fundamental.
Otra de las cosas que más me ayudan es algo que llamo el enorme favor a mi misma. Y consiste en que la mayor cantidad de cosas que pueda hacer hoy implica que no las tengo que hacer mañana.
El lunes, por ejemplo, me voy a amar por haber hecho dos tartas, una para mi mamá, otra para casa, un crumble para el desayuno, y dos docenas de empanadas para los almuerzos fuera de casa de lunes y miércoles, mientras hago la cena del domingo, aunque sea sopa con croutons. Suena mucho, pero mucho peor de lo que es. Descubrí que es mucho más práctico cocinar todo junto, en el mismo espacio de tiempo, que repartido en varias veces. Ahorro valioso tiempo, de veras!  Al fin y al cabo lleva lo mismo ir repulgando empanadas mientras se fríe la cebolla y se cocinan los zapallitos para las tartas que hacer primero una cosa y luego la otra. Cocinar, en ese sentido es mucho mejor que tejer.
Y si se los cuento es por si todavía quedan algunas despistadas como yo, que pasaron toda su vida sin saberlo!!

Así vemos los mundiales en casa. Si no juega Argentina, alentamos a Chile, Uruguay o Argelia. Y si nos toca a nosotros, nos juntamos varios a compartir empanadas, lentejas, matecitos o todo junto. Aguante la Hinchada!




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